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Autor: Marcelo Montoya Acevedo
Fotos: Ángela Zapata
Muchos dijeron que a la media noche aparecería en escena Vicente Fernández, pero no fue así, esos cálculos fallaron. El Mero Macho decidió adelantarse, y por eso fue que a las 10:50 de la noche se oyeron las trompetas que le dieron la entrada al Rey con su canción El ayudante.
Pero lo que nunca necesitó Vicente fue ayuda, porque al mexicano lo único que le faltó fue tiempo para demostrar que toda su energía se queda en esta plaza cada vez que encuentra llena las graderías del Estadio. Porque cada una de sus canciones son sinónimo de entrega y gratitud para con los paisas.
Pero antes de que el hombre nacido en Huentitán El Alto saltara al gigante escenario, lo hicieron Las Divas de América en compañía de su vocalista Deicy Magali Cufiño quien no desentonó en la noche clara de Medellín, pues sus nueve canciones fueron con sello femenino y con identidad propia. A las 8:20 Deicy saludó al público y les expresó su emoción por estar allí, “es algo que habíamos estado esperando, poder pararnos aquí”, aseguró la bogotana que una hora más tarde abandonó la tarima, no sin antes decir: “Qué Dios Todopoderoso los bendiga”.
Ellas, todas mujeres, 14 en total, fueron el abrebocas para lo que nos esperaría más tarde. Aunque la música no se quedó ahí, en el escenario todavía faltaba alguien para seguir calentando la noche, que fue amenazada en las horas de la tarde con una lluvia. Fue entonces el momento preciso, 9:30 de la noche, para que el llanero Giovanny Ayala siguiera deleitando a los asistentes con sus populares canciones, más de ocho en total subieron la adrenalina durante una hora. Entre comillas se podía decir que ya faltaban solo 90 minutos para que el gran Chente dijera buenas noches con su música. Sin embargo la sorpresa fue mayor cuando una voz se escuchó por los bafles asegurando que el ídolo de multitudes ya estaba en el Estadio. El público no lo podía creer, ese hombre de cabello canoso y con voz de tenor dentro de minutos arrancaría su show. La histeria fue total, tanto que esos minutos se transformaron en 22, eso se demoró Vicente para aparecer en el escenario.
Se adelantó a los pronósticos
Entonces fue el momento en que las canciones no dejaron de sonar y ahí mismo el turno fue para Por tu maldito amor, que al final terminó siendo bendito. Aquí Vicente dijo claro y fuerte “estoy seguro que ésta la estaban esperando”, entonces sus mariachis dejaron sonar sus guitarras y sus trompetas, y Estos celos se escuchó a una sola voz en todo el Estadio, fue tanta la emoción del Mero Macho que no dudo en repetirla, pero esta vez cantada por el público toda. Muchas mujeres fueron las que asistieron y que según cálculos de la policía, fueron ellas quienes más salieron alicoradas, y como no hacerlo escuchando al Rey de la Ranchera entonando Mujeres divinas. Mientras el público disfrutaba de la noche ranchera, Vicente disfrutaba de la alegría y el entusiasmo de los asistentes y por eso les dijo que Aunque me duela el alma yo les sigo cantando.
Ya eran las 11 y 15 y se vino una seguidilla de canciones: Si acaso vuelves, El chofer, Me voy a quitar de en medio, Lastima que seas ajena, Nos estorbó la ropa y Un millón de primaveras. Los gritos de las mujeres no se hicieron esperar y en cada histeria el mexicano de 69 años se mandaba su trago de aguardiente. Cuando el reloj marcaba las 11 y 40 se oyó sonar el Amor de mi alma seguido del El último beso y El hijo del pueblo en donde cambió parte de la letra original “es mi orgullo ser del barrio más humilde...” por “es mi orgullo ser por siempre colombiano”, los aplausos volvieron y dejaron el eco, el aguardiente también regresó. Luego vinieron canciones como Para siempre, Qué de raro tiene, Acá entre nos, Bohemio de afición, Prieta linda, Borracho te recuerdo y El derrotado, aquí Vicente hizo una pausa y cambió el aguardiente por un vaso de ron, al mismo tiempo que se enfundó la bandera de Colombia y la besó. Ese gesto lo tomó el público de la mejor forma, que le respondieron casi a grito Chente, Chente, Chente...
“Ahora vámonos con las de José Alfredo Jiménez”, dijo Vicente, y que mejor que sonaran los clásicos Si nos dejan y Me cansé de rogarte; con estas dos canciones Vicente Fernández no ocultó su amor por México y terminó entrelazando la bandera de su país con el amarillo, azul y rojo de Colombia para ondearlas, y mientras hacía esto recordó lo siguiente: “No sé si el tema pegó la película o la película pegó el tema, lo que sí puedo asegurarles es que con esta canción ustedes me empezaron a querer”, ese preámbulo fue suficiente para que Chente cantara La ley del monte, luego de ella el guaro volvió, un trago desde la botella, y el público se siguió calentando, pero Vicente no se quedó atrás, pues quería seguir regalando su repertorio y por eso hizo esta petición: “Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejaré de cantar, apenas se me está calentando el mendigo gañote”.
Y dicho y hecho, el público aplaudió y Vicente cantó sin parar, y lo hizo con Cruz de olvido, El polvorete, Mi padre y Gracias, después se tomó un minuto para pedir un aplauso por todos sus mariachis. Dijo: “Gracias... en medio de los aplausos ...yo me siento en Medellín como en mi casa, en Colombia”. Luego de doblar su cuerpo sonó el romanticismo de Amor eterno y La diferencia, después, que mejor regalo para una joven del público que estaba cumpliendo años que entonarle Las mañanitas y Brindo por tu cumpleaños, canciones que Chente también tomó para él por sus 69 años, recien cumplidos. A las 12 y 57 se sentó en una mesa y con una copa de ron se puso a cantar. El concierto estaba agonizando, ya le quedaban escasos 40 minutos en los cuales Estos celos volvieron a ser cantados, junto a De que manera te olvido. Así fue que Vicente empezó a despedirse de ese público que lo ha acogido durante muchos años de carrera. Con todo su repertorio, con lo nuevo y lo viejo, con las guapachosas y las románticas disfrutaron las más de 40 mil personas que se agolparon en las tribunas, en los palcos y en la pista, para decirle a Vicente Fernández Gómez, muchas gracias, y con un aplauso y una histeria cerrar las casi tres horas de su presentación en tierras antioqueñas, donde el Ídolo del Pueblo entregó toda su energía, todo su carisma, y lo que es mejor su grandiosa voz diciendo quiero volver volver volver.